Las últimas semanas me sirvieron para saber algo más sobre los dos
hospitales públicos a donde tenemos que acudir con más frecuencia los
mariñanos: el de la Costa (Burela), que ya conocía bastante bien, y el HULA
(Lugo), donde había estado menos veces. Al de la capital de la provincia tenemos
que ir cada vez más porque hacen intervenciones que no es posible llevar a cabo
en el de Burela y además disponen de algunos servicios que antes solo había en los
hospitales de las grandes ciudades gallegas (Santiago, A Coruña y Vigo).
El gigantesco centro sanitario de Lugo, con sus larguísimos pasillos,
parece que fue diseñado pensando más en la estética que en la funcionalidad
para sus trabajadores, pacientes y acompañantes. Es más impersonal que el de
Burela, pero a pesar de ello pude comprobar que en su numerosa plantilla hay
muy buena gente. Un ejemplo de ello es el departamento de Digestivo, donde el
personal es competente, accesible, amable e incluso cariñoso tanto con los
pacientes como con los acompañantes.
Muchos pensarán que esa exquisita forma de tratar a la gente en un hospital
debería ser norma habitual sin excepción, pero alguna hay incluso en el propio
HULA. Por ejemplo en el servicio de Observación todavía pude ver alguna actitud
poco apropiada con pacientes y acompañantes por parte de una trabajadora ya
veterana, que actúa con maneras que eran más habituales en el antiguo Xeral y
que, por fortuna, en hospitales como el de la Costa o en el Lucus Agusti apenas
se ven actualmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario