8/12/14

NICOLÁS, NICOLÁS...

Si hay alguien que se haya convertido en todo un personaje en este 2014 ese es Francisco Nicolás Gómez Iglesias, más conocido por todos como el pequeño Nicolás. Nicolás, nombre de origen griego que significa "vencedor del pueblo". Vencer no sabemos si vencerá, pero lo que está claro es que ha puesto en jaque a más de una institución, a más de un organismo, a más de una administración, a más de un político... Nicolás llegó a mediados de agosto a Ribadeo y su paso por aquí dio, y mucho, que hablar. A lo largo de estas semanas hemos escuchado que sus planes, los próximos, se vieron truncados tras su viaje a Ribadeo. Algo hizo mal Nicolás: venir a un pueblo de 10.000 habitantes, que en verano incrementa su población de forma considerable y quedar en el puerto, el lugar menos discreto de la villa en esa época. Si encima viajas rodeado de escoltas o de supuestos escoltas, con una sirena azul en el coche, si además solicitas a la Policía Local que te acompañe, si además dices ser un enlace de Casa Real y/o del Gobierno, si además te autograbas y cuelgas tus vídeos en las redes sociales, pues ¿qué quieres que te diga? blanco y botella=leche. Estas cosas no pasarían si hubiese organizado su cita en una ciudad como A Coruña, Santiago o Vigo. No sé si lo que cuenta Nicolás es cierto en parte, es cierto al cien por cien o si hay una mezcla de hechos reales con otros que no lo son, pero es la primera vez que tras su aparición televisiva todos las instituciones nombradas por este joven han salido al paso para desmentir todo. La gente de la calle ve a Nicolás como un joven pícaro y descarado, con facilidad de palabra, sin miedo y dispuesto a llegar muy lejos, de no haber sido descubierto. ¿Descubierto? No sé si esa es la palabra correcta. Quizás mejor debería decir "de no haberse hecho públicas sus gestiones" por encargo o por iniciativa propia ¿no? Nicolás se convirtió en el personaje más buscado de las últimas semanas para las fuerzas y cuerpos de seguridad y también para los medios de comunicación. Ribadeo apareció una vez más en el mapa de este país, un día si y otro también, y eso casi, casi es de agradecer. De todas formas Ribadeo es una preciosa localidad del litoral cantábrico, de sobra conocida, por su ría, por la playa de As Catedrais y porque por aquí, afortunadamente, pasaron y pasan personajes más importantes que Francisco Nicolás Gómez Iglesias: la familia Calvo-Sotelo, la familia Del Pino, Fernando Morán, Santiago Carrillo, Baltasar Garzón y muchos más. Los que han querido pasar desapercibidos lo han conseguido y los que se han querido dejar notar también. Ribadeo y sus gentes (políticos, periodistas, ciudadanos anónimos) se han visto obligados o nos hemos visto obligados a subirnos al circo mediático creado alrededor de Francisco Nicolás Gómez Iglesias, porque somos gente amable, llana y dispuesta a ayudar en la medida de lo posible, aunque solo sea para decir y repetir mil veces qué fue lo que vimos aquel 14 de agosto. Solo lo que vimos, nada más. Esta historia para Ribadeo ya no puede tener más recorrido. Gracias a Nicolás por haber venido y bye, bye que te vaya bonito, pero lo tienes difícil por mucho material sensible que tengas o que digas tener. Veremos como acaba este cuento, esta película, que se desarrolla a caballo entre los que quieren dar esta historia por válida y exprimirla al máximo y los que quieren zanjarla cuanto antes acusándolo de cuantos más delitos mejor. Por cierto me gustaría que todos los que se han reunido con Nicolás expliquen los motivos que les han llevado a acudir a esos encuentros ¿qué buscaban? ¿qué perseguían? ¿qué pretendían? Todos ellos también son protagonistas de este culebrón ¿no?

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