8/10/14

PONERSE EN LA PIEL...

Estos días me da la sensación de estar viviendo una pesadilla con el ébola y con la cantidad de informaciones a las que puede acceder cualquier ciudadano. Las televisiones, las radios, los periódicos, los medios digitales, las redes sociales... la lluvia de información, que está muy bien y es muy necesaria, es interminable. Casi, casi es para volverse loco, sobre todo si has tenido algún contacto con los misioneros traidos a Madrid o con los profesionales que los atendieron a lo largo de esos días. Hay que ponerse en la piel de Teresa y de su familia. No sé si tiene muchos conocimientos o no del ébola, si cumplió o no con los protocolos supuestamente establecidos, pero la palabra muerte se le habrá pasado muchas veces por la cabeza. Con el miedo que esa mujer pudo sentir cuando empezó a encontrarse mal y el que debe estar sintiendo ahora se puede entender su comportamiento y se pueden entender y disculpar sus respuestas a quienes, cumpliendo con su trabajo, la están llamando para hacerse con la entrevista y las declaraciones del momento, o a quienes quieren que recuerde todo lo que hizo desde que cogió sus vacaciones hasta que ingresó en el hospital de Alcorcón para intentar evitar nuevos contagios. Todo es muy difícil y muy complicado, pero hay que ponerse en la piel de una persona que está aislada en una habitación, siendo tratada de un virus que en África ha causado más de 3.500 muertos. Hoy fallecía en Texas el liberiano contagiado. Hay que ponerse en la piel de Teresa, en la de su marido, y en la de su madre. Realmente ¿es necesario invadir la vida privada de una persona hasta ese punto? Si su marido y/o ella quieren y pueden atender a los medios de comunicación me parece perfecto, pero si ya sabemos que no ha salido de Madrid ni se ha ido de vacaciones a ningún sitio ¿para qué hurgar más en la herida? La información y la transparencia son muy necesarias en este caso, pero lo más importante es que Teresa se cure y que no haya más contagios. Solo eso debe mover a la SOCIEDAD en estos momentos. Los políticos ya tendrán tiempo de pelearse, de pedir dimisiones, de dimitir, de tirarse los trastos a la cabeza, de acusarse mutuamente, de acusar a otros... ya estamos acostumbrados. Eso en este momento debería ser secundario. De todo lo que estamos viendo y escuchando ¿con qué debe quedarse el ciudadano? Lo importante será que sepamos cómo actuar, qué medidas debemos tomar o deben tomar con nosotros, qué tratamientos (aunque sean experimentales) son los recomendados en estos casos. Me parece mucho más importante advertir a la población, sin crear alarma, de todos los contras de este virus que otras muchas cosas que estoy viendo y oyendo estos días y que no me gustan nada.

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