MADRID, LA NUIT

El viernes llegamos a Madrid procedentes de Santiago (en avión) a las 11 de la noche. En la T4 nos esperaba el amigo Carlos Arévalo que hizo de perfecto guía turístico nocturno estos días de asueto y ocio en la capital. Cena, donde se servía a unas horas un tanto intempestivas, en un Vips cercano a la Castellana. Y después copichuelas en un local de moda, el Steel... donde accedes sin más si vas con alguna recomendación, de no ser así abonas un dinero por entrar y luego pagas las copas (a 8 euros, como poco). El único fallo, la música... muy moderna para nuestro cuerpo. Lo mejor, para ellos, el continuo ir y venir de unas chicas impresionantes. Para nosotras, poca cosa. Total que nos dieron las 3 de la mañana. El sábado hicimos encargos varios por el centro de Madrid, donde de repente me encuentro a mi primo Fernando y a su mujer. Nosotros le vimos desde un taxi y él ni siquiera notó nuestra sorpresa. De las comidas y cenas que hicimos estos días con Carlos, Marian y Jose se encarga el crítico Beni Mántaras... y por la noche alguna copa más con Arévalo que nos llevó a las inmediaciones de la plaza de Santa Ana, a un lugar también de moda, el Torero, al que se accede también sin problema con algún asiduo del local y donde disfrutamos de la música de Sabina, Seguridad Social, Raffaela Carrá, Lolita, Paloma San Basilio y un largo etcétera para pasarlo bien durante un buen rato. Charlamos, bailamos y nos reimos mucho, que es muy sano. Y otra vez nos dieron las 3... En ese pub pudimos ver a una de las montajistas más tremendas que ha dado la televisión de los últimos tiempos, una tal Cristina Rapado... a la que nadie hacía caso. Además pudimos ver que todavía es más fea y más hombruna de cerca que en la televisión... aunque ahora está de capa muy caida. Y en la misma Plaza de Santa Ana vimos a un conocido actor español, Tristán Ulloa, que además estuvo de rodaje en varias ocasiones por Galicia. El domingo por la noche, los cuerpos ya no pudieron más y decidimos retirarnos muy temprano.